Palacio de Comercio (Edificio La Previsora / Hotel Humboldt Capitol)

Vista general del antiguo Palacio de Comercio, también llamado Edificio La Previsora Centro u Hotel Humboldt Capitol.
Imagen: Diario La Hora (2013).

Dirección: calles Espejo y Guayaquil, esquina
Sector: Centro Histórico
Arquitectos: Hopkins & Dentz / Alberto Mena Caamaño (ingeniero)
Año de construcción: 1939 / 1954

Estilo: art deco
Uso actual: oficinas estatales

Historia

En la división de solares que se hizo tras la fundación española de Quito en 1534, la esquina que hoy ocupa el conjunto La Previsora junto a las dos casas que avanzan por la Guayaquil hacia el sur, pertenecía al conquistador Diego de Escobar. En 1600 Escobar señaló en su testamento que dejaba una propiedad con ocho tiendas y unos altos esquineros, es decir que la casa en su mayor parte era de apenas un piso y solamente la esquina presentaba dos niveles.

En el documento Escobar también estipulaba que las regalías de 300 pesos que le producían las tiendas que tenían frente hacia la calle Espejo se utilizaran para las doncellas pobres de su linaje presente y futuro, obra que en ese momento nació específicamente para ayudar a una pariente mestiza a obtener su dote para casarse.

Se conoce que para 1660 la propiedad de los Escobar aún se encontraba en manos de los herederos, y que se habría fraccionado por el frente de la calle Espejo, pues pasando la esquina existía una casa avecindada que la arrendaban al español Juan de Molineros y Roldán.

Para aquella época la Espejo, entre Flores y Venezuela, ya se habría convertido en el corazón comercial de Quito, y la intersección con la actual Guayaquil (en la que precisamente se encontraba el solar en cuestión de este artículo) ya era conocida como "las cuatro esquinas" por su alto valor para el comercio.

La casa grande de la Espejo
Parece que para finales del siglo XVIII ya existe un fraccionamiento definitivo del inmenso solar original del conquistador Escobar, pues en 1797 la sección que arriba se mencionó como arrendada al español Molineros ya constaba en censos como una de las tantas propiedades de Josefa Herrera Berrío de Matheu, IX marquesa de Maenza, quien se la habría heredado alrededor del año 1802 a su hija Mariana Matheu y Herrera después de que ésta contrajera matrimonio con su primo José Javier Ascázubi y Matheu.

En 1833 la casa era ocupada por el aún soltero Manuel de Ascázubi y Matheu, hijo de los propietarios anteriores y que llegó a ser presidente encargado de la República entre 1849 y 1850. En 1840 aparece ya en manos de otro de los hermanos, el político e historiador Roberto Ascázubi y Matheu, que vivía aquí con sus otras dos hermanas solteras: Mariana y Rosa. Es de esta época que Jurado Noboa refiere la siguiente anécdota: 

"Pasaba por la calle el canónigo Miguel Viteri Cornejo, que había tomado la sotana después de haber dejado una extensa prole de veintidós hijos en su esposa, y las solteronas señoritas Ascázubi comentaron en voz alta desde el balcón que el clérigo era un pillo, a lo que alzando la mirada el Canónigo respondió que si él era pícaro aún debía probarse, pero el que ellas eran viejas y feas era cosa probada".

Pese a su poca gracia física y avanzados años las dos hermanas lograron casarse, se afirma que por interés de los novios en su fortuna y posición política familiar, siendo Rosa Ascázubi y Matheu la más célebre entre ambas, pues en 1846 contrajo nupcias con un hombre mucho más joven y que con el tiempo llegaría a ser presidente de la República: Gabriel García Moreno. La pareja continuaría viviendo en esta casa hasta aproximadamente 1864, cuando se sabe que habrían arrendado una casa en la esquina de San Agustín, actual Mansión La Internacional.

Por su parte, Roberto Ascázubi mantuvo en este inmueble un impresionante archivo, quizá uno de los primeros de la ciudad, que incluía mucha de su correspondencia con héroes de la Independencia sudamericana, y al que se debe la salvación de más de tres mil cartas escritas por su cuñado. En la actualidad gran parte de este archivo se encuentra en la Biblioteca Aurelio Espinosa Pólit, de Cotocollao.

Casa de Pedro Pablo García Moreno (segunda desde la
izquierda), junto a la original que existía en la esquina
hasta 1870. Imagen: recopilación de Luis Azuero.
Por sugerencia del ya entonces presidente Gabriel García Moreno, en 1866 la casa pasó a manos de su hermano Pedro Pablo García Moreno, quien hizo tirar la casa colonial y levantar una nueva y muy elegante construcción que fue entregada dos años más tarde en estilo neoclásico y con siete balcones, en cuyas barandas se grabó el monograma PPGM. En 1881, tras radicarse en Chile, García Moreno se la vendió a Salvador Ordóñez Lasso, un rico comerciante cuencano exportador de cascarilla que vivió aquí con su esposa, Mercedes Muñoz.

Se sabe que como la esposa del nuevo propietario era tía del famoso Hermano Miguel, el santo visitó la mansión y a su parentela en repetidas ocasiones. Durante esta época la casa tenía tres patios, con bodegas de comerciantes arrendadas entre el primero y el segundo, mientras que los salones estaban ricamente decorados con mobiliario de estilo francés que los Ordóñez habían importado durante la época de apogeo de la exportación de cascarilla. 

En lo que respecta a los almacenes de los bajos, con vista hacia la Espejo, en 1894 tres de las seis tiendas eran ocupadas por la popular ferretería de Wenceslao Puente Cruz, mientras que las restantes lo eran por el almacén del comerciante Luis Pazmiño. Mientras que en 1919 dos de las tiendas eran ya ocupadas por la joyería de José Carrillo Vaca.

En 1910 la propiedad pasó a manos de Ana María Ordóñez Muñoz, casada con Francisco Chiriboga Dávalos, que se trasladaron aquí desde la casa que arrendaban cerca de la Plaza del Teatro. Según Ernesto, el segundo de los siete hijos del matrimonio, por quel entonces la casa tenía un escondite para huir de los liberales, pues los hermanos de su padre eran acérrimos oponentes del Gobierno de Eloy Alfaro entre 1898 y 1899. En mayo de 1934 la propiedad fue finalmente vendida al Banco La Previsora por 263.000 sucres de la época.

La casa esquinera
A finales de la época colonial e inicios de la República lo que quedaba de la gran propiedad de los Escobar ya se había terminado de fraccionar, pues se vendió la pequeña casa de la esquina, que había sido separada originalmente por los Escobar para obtener más ingresos con su arriendo y por eso era llamada "Casa pequeña del vínculo de Escobar" hasta 1832; y finalmente la gran casa que se había mantenido largos años con el frente hacia la actual calle Guayaquil también se dividió en dos.

A inicios del siglo XIX la casa esquinera estuvo en manos de la familia Olivera, quienes se la vendieron a los Álvarez Verjuste y esyos, a su vez, hicieron los mismo a los Burbano de Lara. En 1832 fue adquirida por el sacerdote Pedro León, que casi inmediatamente se la vendió a los Godoy León. Para 1833 la propiedad ya estaba en manos de Pedro Sanz García y Loza, un rico comerciante quiteño que fue el apoderado de Manuela Sáenz durante el destierro de la heroína en Paita (Perú) y que murió aquí en 1845, víctima de un ataque cerebral a los 61 años de edad.

La casa de Juana Alvarado tras la reconstrucción de 1870.
Detrás ya aparece el Palacio de Comercio (circa 1950).
Imagen: recopilación propia.
Posterioremente la casa pasó a manos de Francisca Rodríguez y su hijo Mariano Rodríguez, que en 1870 contrataron al arquitecto Juan Pablo Sanz (coincidencialmente hijo del dueño anterior) para que derrocara la casa colonial y levantara una nueva en estilo neoclásico. Por fotografías de 1868 se sabe que la casa que se perdió era pequeña y con un gran balcón saliente de madera en la ochava esquinera.

A finales del siglo XIX la propiedad tenía tres tiendas, dos de ellas con entradas tapiadas y seguramente usadas como parte de las dependencias de servicio de la familia Rodríguez, y la última era ocupada por el almacén de mercaderías de la señora Luz Baca. Los herederos del inmueble lo mantuvieron por dos generaciones hasta que se la vendieron a la familia Espinosa Palacios. 

En 1931 shabía pasado a manos de Juana Alvarado de Palacios, que arrendaba piezas a Luis Antonio Báez y José Renella. La señora Alvarado sería la última propietaria del inmueble antes de que este fuera vendido al Banco La Previsora en la década de 1950, para ampliar el edificio moderno que ya se había levantado en el predio contiguo por el occidente.

El Banco La Previsora
Después de que en 1934 adquirieron el predio de los Ordóñez en la calle Espejo, el Banco La Previsora ordenó el diseño del primer edificio moderno de la ciudad de Quito, para lo cual debían tirar abajo la casa neoclásica que allí existía. Los encargados del proyecto fueron los estadounidenses Hopkins & Dentz, que contaron con el apoyo del ingeniero quiteño Alberto Mena Caamaño para levantar el edificio en la ciudad.

La gran magnitud del proyecto debido a su altura y los altos costos que representaba adquirir la tecnología adecuada, sumado a la dificultad de que los arquitectos que lo concibieron no podían viajar a Quito, hicieron que el ambicioso complejo de La Previsora no empezara a levantarse sino hasta el año 1937, terminando y entregando la obra dos años más tarde, en 1939.

Un propósito hecho público en 1938 designa al complejo como Palacio de Comercio, en el que la planta baja funcionaría como pasaje comercial, las oficinas del Banco en los dos primeros pisos de la torre con entrada propia, oficinas de arriendo para firmas administrativas, comerciales y de servicios en los siguientes cinco niveles, mientras que el octavo y más alto se lo reservó para el Club de Empleados de La Previsora.

A inicios de la década de 1950 se adquirió la pequeña casa esquinera que había pertenecido a la familia Palacios Alvarado, con la intención de ampliar el complejo con un volumen adicional en el que se ubicaría la agencia mayor del banco guayaquileño en la ciudad capital, y que permanecería allí hasta su quiebra en los años 90's. Esta etapa, a cargo en su totalidad de Alberto Mena Caamaño, también significó un rediseño de la torre occidental para convertirla en hotel, y todo el conjunto fue nuevamente inaugurado de manera oficial en 1954 con una ceremonia a la que asistió el entonces presidente de la República José María Velasco Ibarra.

El Hotel Humboldt Capitol (circa 1945).
Imagen: recopilación de Santiago Duque.
El Hotel Humboldt Capitol, inaugurado justamente en la ceremonia de 1954 y parte de la cadena Humboldt (con hoteles en Guayaquil y Playas), tenía un aproximado de 60 habitaciones y fue el de mayor capacidad que existió en Quito por largo tiempo. Pocos años después inauguró el primer Casino de importancia en la ciudad, ubicado al fondo del pasaje comercial que seguía funcionando como tal en la planta baja de la calle Espejo.

En la década de 1970 las oficinas principales del Banco abandonaron los dos primeros pisos de la torre occidental para trasladarse a sus nuevas sedes, primero en el sector del Ejido y después en la avenida Naciones Unidas. Por época similar cerró sus puertas el emblemático Hotel Humboldt. Desde entonces el complejo permaneció arrendado en su totalidad, en parte a particulares como la Petrolera Shell, y en parte a instituciones del Estado como el Visitador General de la Nación, la Dirección Financiera de la Presidencia, el Instituto Nacional Galápagos (INGALA), la Secretaría Nacional de Comunicación (SENACOM) y la Radio Pública..

El edificio pasó completamente a manos del Estado cuando el banco quebró durante la crisis financiera de 1999. Entonces el volumen esquinero fue restaurado y ocupado desde 2013 por la Dirección del Sistema Nacional de Archivos, parte del antiguo pasaje comercial se convirtió en una agencia de la empresa estatal Correos del Ecuador, el antiguo Casino en el Registro Oficial de la Presidencia de la República, mientras que los pisos altos siguieron siendo de oficinas de la Presidencia a la que se sumaron algunas dependencias del Ministerio de Gobierno y la Guardia Presidencial.

En 2015 se pensó volver a convertir el edificio en un hotel con capitales mixtos, pero los planes del Gobierno no se concretaron. Finalmente en 2018 fue puesto en subasta por la Agencia Inmobiliaria Pública a un costo base de 2,4 millones de dólares.

Arquitectura

El complejo del antiguo Palacio de Comercio, también conocido como Edificio La Previsora Centro u Hotel Humboldt, se ubica en la esquina de las calles Guayaquil y Espejo, a pocos pasos de la Plaza Grande en el Centro Histórico. Con sus diez pisos en el bloque más alto, constituye el primer rascacielos de la ciudad, y por ello representa un ícono del salto a la modernidad que vivió la urbe a mediados del siglo XX.

Ingreso al antiguo pasaje comercial y al Hotel Humboldt
Capitol, sobre la calle Espejo (2017). Imagen: propia.
El lenguaje de la estructura responde a la corriente arquitectónica del art-deco, constituyendo la primera muestra de este estilo en la ciudad. hecho que realza aún más su valor patrimonial. La fachada expresa el lenguaje moderno en la austeridad decorativa y las formas geométricas puras de ventanas y molduras. Destacan los pisos de baldosa de cemento, la pintura mural interior y los vanos con cerramientos de metal bronceado. Un antiguo mural de Jaime Andrade Moscoso, realizado en 1967 sobre lámina de hierro y con una extensión de 2,2 por 5 metros, se encuentra hoy en posesión del Museo Nacional.

A pesar de la solución arquitectónica que retira los dos bloques altos hacia atrás en la línea de la cornisa, que mantiene visualmente concordancia con las otras construcciones del sector, la torre occidental en particular es fácilmente visible desde varias terrazas aledañas gracias precisamente a su altura. Mención especial debemos a la puerta de ingreso de esta sección del complejo, que en su tiempo sirvió como acceso al pasaje comercial y al hotel, pues en medio del lenguaje art-deco ha adaptado escenas de sobrerelieve sobre bronce con alegorías del progreso y la patria.

El volumen esquinero, concebido en la década de 1950 para albergar la agencia mayor del Banco en la ciudad, cuenta con dos subsuelos que se usaban para las áreas de seguridad y caja fuerte de la institución, además de haber sido equipado con los sistemas de electricidad más modernos del país en aquella época. El terreno tiene 2.240 metros cuadrados de superficie, mientras que la construcción suma un total de 9.992 y 1.850 de subsuelos.

Galería

Antiguo ingreso a las oficinas del Banco.
Destaca la ventanería con patrones art-deco.
Imagen: propia (2017).

Antiguo ingreso a la agencia del Banco.
Imagen: Llerena 1127 (2013).
Antiguo Casino del Hotel Humboldt.
Imagen: archivo de la Inmboliaria Pública (2017).

Antigua agencia mayor del Banco La Previsora.
Imagen: archivo de la Inmobiliaria Pública (2017).

Referencias


  • Jurado Noboa, Fernando (2005). "Calles, casas y gente del Centro Histórico de Quito", tomo 2, pp.66-88. Quito: Fondo de Salvamento - FONSAL.
  • Ortiz Crespo, Alfonso; Peralta, Evelia; Moreira Viteri, Pablo (2004). "Ciudad de Quito, guía de arquitectura", volumen II, pp.26-27. Sevilla: Junta de Andalucía.
  • Inmobiliaria Pública. "Hotel Humboldt".

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