Palacio de la Nunciatura Apostólica

Fachada principal del palacio, hacia la avenida América.

Dirección: avenida América, esquina con Alonso de Mercadillo
Sector: Santa Clara de San Millán
Año de construcción: 1946
Arquitecto: Antonino Russo
Estilo: ecléctico (neogótico italiano, neomudejar, neoclásico)
Uso actual: comunicaciones



Historia

Mons. Efrém Forni, nuncio apostólico en
Ecuador, en la ciudad de Cuenca (1938).
Imagen: Archivo Nacional de Fotografía
Actualmente conocido como Radio Católica Nacional, este edificio de carácter palaciego se ubica sobre la avenida América y Alonso de Mercadillo, en el sector de Santa Clara. Forma parte del complejo católico San José, que incluye el Seminario Mayor homónimo, la iglesia de la Santísima Trinidad y la Conferencia Episcopal Ecuatoriana; todas ubicadas del otro lado de la avenida América.

En 1938 llegó a Quito monseñor Efrém Forni, primer Nuncio Apostólico nombrado por el Vaticano para acreditarse como embajador en Ecuador. Anterior a ese año, los representantes de la Santa Sede tenían únicamente el cargo de delegados papales, y sus poderes representativos no eran los mismos que los de un dignatario con credenciales diplomáticas.

Tras aproximadamente cinco años de residir en el Palacio Arzobispal del Centro Histórico, en donde compartía espacios con la Arquidiócesis y otras oficinas administrativas que copaban el edificio, monseñor Forni emprendió el proyecto de construcción de una sede administrativa propia y decorosa para la Nunciatura, en la que además existieran aposentos adecuados para vivir de manera más tranquila.

Los terrenos en los que se planificó la construcción formaban parte de una gran propiedad adquirida durante el último cuarto del siglo XIX por la Arquidiócesis de Quito a la Comuna de Santa Clara de San Millán, y donde además venía funcionando el Seminario Mayor desde la época del presidente Gabriel García Moreno. Para la época en que inició la obra, la ubicación formaba parte del límite más septentrional de la capital ecuatoriana, que terminaba en la avenida Colón y tenía como sus vecinos más próximos a la familia Jijón, que habitaban el Palacio de La Circasiana.

El arquitecto comisionado para la obra fue Antonino Russo, un migrante italiano que había trabajado largamente en la ciudad de Quito desde su llegada al país en el año 1913, y que se caracterizaba por el uso del lenguaje ecléctico en las edificaciones que construía. Cuando Russo presentó el proyecto final, y según el boletín de la Arquidiócesis, "dos sentimientos despertó en los que le miraban: el de admiración por la belleza, y el de tristeza, porque parecía imposible de realizarse".

Para superar el obstáculo económico, las diferentes diócesis del país decidieron contribuir económicamente enviando aportes de sus fieles, así mismo se acordó enviar cuadrillas de voluntarios para la construcción, y buscar otras formas de financiamiento como la exhibición de un Pesebre Navideño en el sitio, cuya visita tenía el costo de un sucre. La primera piedra del inmueble fue colocada en el año 1944, y se nombró como director de construcción al señor Antonio Corti, valet de la Nunciatura, y el edificio se entregó en 1946, tal como aparece en la inscripción de la fachada. En 1949 el palacio ganó el Premio Ornato, que otorga el Municipio quiteño a las edificaciones de mayor aporte estético.

Cuatro nuncios vivieron en el palacio entre 1946 y 1970: monseñor Efrém Forni, que en 1953 fue trasladado a la Nunciatura de Bélgica; cardenal Opilio Rossi, que en 1959 fue nombrado nuncio en Chile; arzobispo Alfredo Bruniera, trasladado a la Nunciatura de Uruguay en 1965, y Giovanni Ferrofino. Fue este último quien a inicios de la década de 1970, y en vista de que gran parte de las labores de la Nunciatura habían pasado a la recién creada Conferencia Episcopal Ecuatoriana, dejando muchas oficinas del palacio en desuso, decidió trasladarse a una casa más pequeña, modesta y de arquitectura moderna en la avenida Orellana y 6 de Diciembre.

Desde entonces la propiedad del palacio pasó a la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, que casi inmediatamente lo destinó para una institución educativa católica, época de la que data la desaparición de los jardines para convertirlos en áreas deportivas y cívicas (hoy parqueaderos), además de las ampliaciones de la Capilla y el pabellón norte de aulas, estos últimos añadidos procuraron guardar absoluta concordancia con el diseño original del arquitecto Russo. Esta institución ocupó el inmueble por alrededor de diez años.

El 1 de junio de 1981 se funda Radio Católica Nacional, y la Conferencia Episcopal cedió el edificio para la instalación del nuevo medio de comunicación que busca evangelizar e informar a los fieles ecuatorianos. Uno de los momentos más solemnes que vieron pasar las paredes del palacio sucedió el 30 de enero de 1985, cuando recibió la visita del papa Juan Pablo II para transmitir un mensaje radial al país desde este lugar en el marco de su visita de tres días a Ecuador.

En la actualidad, además de Radio Católica que ocupa todo el segundo piso del inmueble, existen otras instituciones de la Iglesia que también tienen sus oficinas aquí; tales como la Pastoral Familiar de la Arquidiócesis de Quito, Cáritas Ecuador, etc.

Arquitectura

Escalera de Honor, tramo al tercer piso.
Imagen: propia (2017).
El arquitecto a cargo de la obra fue el italiano Antonino Russo, uno de los nombres más emblemáticos de la arquitectura quiteña a mediados del siglo XX, especializado en la corriente ecléctica, que en su caso combina los lenguajes historicista neoclásico junto a fuertes rasgos art-nouveau que pueden llegar a considerarse toscos y exagerados sin llegar a restar calidad a sus diseños, y que se convirtieron en su sello personal.

Para el proyecto encargado por el Nuncio apostólico, el arquitecto se inspiró en las villas medievales italianas (neogótico italiano), que él consideraba como las mejores representantes del poder de la iglesia católica, aunque añadió varios elementos de otras corrientes como el neomudéjar y neoclásico, que terminaron convirtiendo al palacio en un edificio de su característico estilo ecléctico.

El inmueble tiene un volumen asimétrico, compuesto de distintos cuerpos y trabajado en su mayoría con ladrillo visto. En la fachada principal destaca el estilo neogótico, apreciable sobre todo en las ventanas de arcos ojivales simples o dobles, aunque también se pueden ver elementos de otras corrientes como arcos de medio punto, arcos rebajados, frontis y columnas salomónicas.

Se incorporan en la fachada elementos estructurales realizados en piedra, así como una inscripción en latín tallada a lo largo del balcón principal que recuerda a la institución que ocupó el palacio originalmente, el arquitecto, el año de construcción, y los escudos de armas del Vaticano, Ecuador, así como los del Papa Pío XII y el nuncio Efrém Forni.

Las puertas y rejas decorativas que se aprecian en los exteriores son de hierro, algunas ricamente trabajadas, y los techos son de madera cubierta con teja de barro cocido. Coronando el edificio, una imagen de cerámica de la Virgen de Quito, la escultura colonial más afamada del país, puede apreciarse con facilidad desde la calle.

Vista del ingreso desde la avenida América, con la escalera
(derecha) y el portal (izquierda). Imagen: propia (2017).
El ingreso exterior al predio se realiza por la avenida América, que atravesando la puerta de hierro nos conduce a una escalinata semi-circular de dos cuerpos, que salva el desnivel del terreno desarrollado en una leve pendiente desde el fondo hacia el frente, y nos permite descender al estrecho patio delantero cubierto de piedra y jardines de estilo inglés, aunque con flores andinas, adosados al muro perimetral.

Inmediatamente se accede al edificio, cuyo ingreso está definido por un portal techado que no solo sirve para que los vehículos lleguen hasta la puerta misma del palacio, sino que además sostiene parte del Gran Salón del primer piso. Una vez dentro, se encuentra el amplio vestíbulo que luce al centro del espacio cuatro columnas de fuste cilíndrico y capitel corintio, dividiéndolo visualmente en nueve cuadrantes. Desde aquí se distribuían originalmente las distintas áreas de servicio que existían en la planta baja y hoy son oficinas, formada por un rectángulo compacto.

Al final del vestíbulo se encuentra la Escalera de Honor de doble retorno en estilo neoclásico, con fuertes pasamanos sostenidos por moriscos decorados con tallados de hojas. Los dos niveles altos del palacio se desarrollan en forma de una herradura que abraza la terraza posterior, misma que permite no solo la iluminación y ventilación natural de los espacios interiores, incluyendo la caja de la escalera de honor, sino también el planteo de diferentes vistas de los desaparecidos jardines y de la nueva ciudad que crecía en aquel entonces.

Detalle de la terraza posterior. Imagen: propia (2017).
Los espacios superiores entre los vanos de los arcos en la terraza, están decorados por escudos de armas tallados en piedra y pertenecientes a las autoridades eclesiásticas de la década de 1940, cuando el palacio fue inaugurado con donaciones de sus respectivas diócesis; encontramos por ello los siguientes emblemas con sus nombres:
  • Monseñor E. Forni, nuncio apostólico
  • Monseñor D. Hermida, obispo de Cuenca
  • Monseñor C.A. Mosquera, obispo de Ibarra
  • Monseñor H.I. Valbuena, prefecto apostólico de Esmeraldas
  • Monseñor B. Echeverría, obispo de Ambato
  • Monseñor C.M. de la Torre, arzobispo de Quito
  • Monseñor A. Ordóñez, obispo de Riobamba
  • Monseñor F. Heredia, obispo de Guayquil

En los interiores, los pisos del vestíbulo y la escalera estaban recubiertos originalmente por mármol y cerámica italiana, esta última reemplazada por su deterioro en la década de 2000. Las puertas y ventanas realizados de madera y vidrio, mientras que los pisos de los salones son de parqué y los de las galerías de tablón lacado. 

El primer nivel del palacio estuvo destinado a los salones de protocolo, y así lo deja ver la existencia de un gran descanso con la imagen de la Virgen de Fátima, desde el que se abren las galerías de las alas norte y sur. Al centro, y como eje de la distribución de este nivel, se encuentra lo que fue el Gran Salón, hoy ocupado por oficinas, al que accede a través de dos grandes antesalas (una en cada ala del palacio), que se abren por anchas puertas de madera hacia el espacio del salón, decorado con arcos ojivales y techo casetonado. El ala norte del palacio original estaba ocupada totalmente por el Comedor de Gala, convertido actualmente en un auditorio.

El segundo nivel, en cambio, estuvo destinado a la vivienda misma del Nuncio Apostólico, cuya capilla personal se ubicaba al centro y con salida al balcón más alto que se puede apreciar en la fachada principal, a partir del que se abren otras salas y habitaciones hacia los dos extremos, incluida su recámara. En este nivel se encuentra el acceso a la torrecilla en la que se encontraban la biblioteca privada y el observatorio astronómico del Nuncio.

Desde que el palacio fue cedido, primero a una institución educativa y después a Radio Católica Nacional, su estructura sufrió cambios sobre todo en la distribución de espacios internos, adecuados a los nuevos usos. Los más importantes se produjeron en la década de 1970, cuando se construyeron una capilla y un pabellón de tres pisos para aulas en el lado norte del edificio, ambas guardando concordancia con el estilo original del inmueble.

Galería

Volumen central del palacio.
Imagen: propia (2017)

Escalera de ingreso desde la avenida América.Imagen: propia (2017)

Vestíbulo de ingreso, visto desde la Esvalera de Honor.
Imagen: propia (2017)

Detalla del Gran Salón, hoy ocupado por oficinas.
Imagen: propia (2017)

Galería Sur, con el piso original.
Imagen: propia (2017)

Capilla (derecha) y Pabellón Norte (izquierda), añadidos
en la década de 1970 para una institución educativa.

Imagen: propia (2017)

Ingreso a la Capilla, añadida en la década de 1970.
Imagen: propia (2017)

Interior de la Capilla añadida en 1970.
Imagen: propia (2017)

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Referencias

  • Peralta, Evelia; Moya Tasquer, Rolando (2007). "Guía arquitectónica de Quito", p.272. Quito: Editorial Trama.
  • Arquidiócesis de Quito. Boletín Eclesiástico, N° 53, p. 515. Quito.
  • García, Vicente. Comentarios vía mensaje personal el 8 de diciembre de 2020.
  • Observaciones y notas personales.

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